
Lo más cercano a la realidad
Tres alumnos de Cuarto Medio alcanzaron el segundo lugar en el Torneo Interescolar de Juicio Oral.
Lo que comenzó con un simple mensaje de Whatsapp terminó con una defensa casi real en tribunales. Es lo que pueden contar con orgullo Sofía Marín, Julieta Kay e Ignacio Morales, quienes lograron el segundo lugar en el Torneo Interescolar de Juicio Oral organizado por la Universidad Diego Portales, en noviembre.
Fue Sofía, alumna del Cuarto Medio D, quien recibió la invitación a participar luego de haber estado en la feria de difusión que realizó la universidad. Le costó poco convencer a dos compañeros que tuvieran la capacidad y la vocación para tomar un desafío tan grande. Julieta, del Cuarto B, e Ignacio, del Cuarto C, ya habían estado juntos con ella en la escuela de invierno que había organizado la carrera de Derecho, así que, aunque el 2025 era un año lleno de actividades en la agenda, entraron al ruedo.
Un mes duró la competencia, en la que la dinámica era recibir un caso y prepararlo con la asesoría de un profesor de la carrera. Luego, directo a desempeñarse como fiscal o defensor, según el sorteo.
La capacidad de exposición y el conocimiento jurídico era el puntaje decisivo. Había testigos que interrogar y un juez al que convencer. Ante eso, el equipo del TEI fue pasando etapas y llegó a la final. Tres alumnos que entraron a The English Institute en pre kínder, salieron del colegio con la ilusión de estudiar Derecho, reforzados por una experiencia inolvidable.
–¿Cómo fue el desarrollo del torneo?
–(Sofía) Tuvimos tres capacitaciones, que eran como una primera inducción. Tuvimos un coach que nos ayudó en todas las etapas. En todos los juicios se nos presentaban testigos que eran estudiantes de la carrera de derecho de la universidad.
–(Julieta) El primer juicio que nos tocó fue uno sobre derecho constitucional. Al principio había aproximadamente 100 colegios, pero luego se pasó a 32. Nos iba tocando enfrentar a un colegio, y lo que definía el paso a la siguiente fase era el puntaje final, no necesariamente que un equipo venciera a otro. No sabíamos si íbamos a llegar a la final, porque eran 32 colegios y a la semifinal pasaban cuatro.
–Pero llegaron a la final ¿Qué pasó ahí?
–(Ignacio) Fue en un tribunal real. Las etapas anteriores habían sido en la sede de la universidad, pero esto era ya en el Centro de Justicia de Santiago. Era enorme, y como que igual era imponente, muy grande. Hay una pileta en la entrada y yo veía a toda la gente vestida súper formal, todos súper serios. Había profesores también, pero había un juez que trabajaba ahí. En ese momento uno se da cuenta que realmente llegó muy lejos y dice: ya, a disfrutar la experiencia, simplemente.
–¿Cuál fue el caso en la final?
–(Julieta) Nos tocó la defensoría, que en lo penal es lo más difícil. Y el caso que nos tocó era un femicidio que estaba basado en el caso de O.J. Simpson, que había matado a su mujer. Se adaptó al contexto chileno. Por ejemplo, en vez de Simpson, era un descendiente mapuche, que al mismo tiempo tocaba el tema del racismo. Una de las razones que teníamos que defender era que la mujer, la exesposa, estaba metida en el narcotráfico. Igual era difícil de defender. Cuando nos lo dieron quedamos como shockeados, pero a medida que avanzábamos con las capacitaciones con nuestro coach, nos creímos el caso y dijimos sí, lo vamos a defender. Hicimos todo, pero en general siempre es muy difícil ganar siendo defensa.
–¿Qué aprendizajes destacan con esta experiencia?
–(Sofía) Personalmente, recuerdo que al principio igual fue bien complicado. De hecho, en las primeras reuniones con nuestro coach dije: en qué nos metimos, no entiendo nada. Ya en el primer quedé con buenas impresiones, pero igual, éramos muchos los colegios. Al final me sorprendí mucho con nuestro compromiso, porque en verdad fueron muchas jornadas de estudio. Cuando pasamos a la semifinal estuvimos estudiando cerca de 4 horas todos los días, aparte del colegio, aparte de los preuniversitarios. Pasé de estar nerviosa a estar muy segura. En los juicios cada uno estaba a cargo de algo. La Julia hacía el alegato de apertura, yo hacía la interrogación y la contra interrogación a los testigos, y el Nacho hacía el alegato de clausura. Y fue un desafío hacer las interrogaciones porque era como un trabajo medio psicológico. La pasé muy bien, la verdad fue un gran aprendizaje, y, además, un acercamiento a lo que nos queremos dedicar, estudiar Derecho.
–(Julieta) Tuvimos la suerte de que justo este año la PAES se centraba en el sistema judicial, así que ahí había un plus. Los tres estábamos muy metidos. Cada uno tenía su obligación. En el colegio, cuando teníamos tiempitos libres, y nos juntábamos a practicar. Y es verdad que igual, al principio no teníamos tanta confianza. En el primer juicio se notaba que íbamos como con buena onda, con ganas, pero en el segundo ya íbamos con la determinación de llegar a la final. Tenías que saber creerte tu posición. Lo que vivimos es un pedazo del futuro, porque es lo que queremos hacer.
–(Ignacio) Yo aprendí mucho sobre lo que es hablar en público, controlar los nervios, porque uno también, cuando llega a una semifinal, dice ok, ya hay que darlo con todo, hay que concentrarse, practicaste, confía en tu equipo, confía en ti mismo. También me sentí muy apoyado, no solo por nuestro coach, sino por Martín Barros y Camilo Acevedo, que fueron los profesores del colegio. Ellos son muy cercanos, y, de hecho, a los tres nos graduó uno de esos dos profesores. Yo no estaba tan seguro de meterme en este torneo, pensaba en la PAES y en el poco tiempo, pero ahora lo veo desde otra perspectiva. ¿Qué estudiante de cuarto medio tiene la oportunidad de vivir esto? Son cosas a las que poca gente se atreve. Entonces yo tomo esta experiencia como la confirmación de que simplemente hay que atreverse.







